“Desarrollaremos una experiencia piloto en las regiones de Maule y Ñuble en materia de protección de los ecosistemas boscosos y xerofíticos, como parte del proceso de transformación comprometido por el presidente Gabriel Boric, para que la Corporación Nacional Forestal (CONAF) ejerza una acción con mayor énfasis en la prevención en diversas materias del quehacer forestal”, sostuvo el director ejecutivo de CONAF, Christian Little, tras la ejecución de las dos primeras sesiones de capacitación de la iniciativa, liderada por la Gerencia de Evaluación y Fiscalización de Ecosistemas (GEF).

De esta forma, la GEF impartió a equipos profesionales de tales oficinas regionales los aspectos relativos a la necesidad de una nueva metodología para la fiscalización, seguido de la evaluación de perjuicio ambiental, dictadas en enero en Chillán, y recientemente en Chanco —durante el 11 y 12 de abril—, respectivamente.

Elke Huss, gerenta (s) de la GEF, explicó que durante las últimas décadas CONAF orientó la fiscalización a la detección de incumplimientos a la legislación, enfocada en la cuantificación de volúmenes de extracción de masa forestal y sus respectivas sanciones a las personas responsables. “Frente a esto, proponemos ejecutar la fiscalización con una reorientación de sus procesos, ampliando el concepto de daño por pérdida de bosque al de daño ambiental, pasar de una fiscalización punitiva a una fiscalización oportuna y, por último, cambiar el enfoque respecto de la reparación del daño sancionado, buscando no solo la recuperación de la superficie perdida, sino que también la restauración de servicios ecosistémicos asociados, velando siempre por el cumplimiento de la legislación”, indicó la profesional.

Al respecto, Richard Martínez, jefe nacional de Fiscalización de la GEF, manifestó que frente al daño ambiental generado por una corta no autorizada o por un incumplimiento asociado a reforestar, la fiscalización de profesionales de CONAF centrará sus esfuerzos en la evaluación de este y su afectación en el ecosistema (otras especies vegetales, suelo, ciclo del agua y fauna), al igual que la reparación de los daños, a través de la reformulación del actual plan de manejo de corrección, considerando también la incorporación de un programa de seguimiento que considere, dentro de lo posible, los años en que se recuperan los ecosistemas y sus componentes.

“Además, se propone reorganizar las labores de fiscalización, a través del levantamiento de información del territorio con la información que la Corporación dispone” explicó Jiménez, ya sea con recursos propios (LEMU, Catastro de Recursos Vegetacionales, SAFF) o externos (datos espaciales de IDE Minagri, IDE Chile del Ministerio de Bienes Nacionales y otras fuentes de datos originadas en secretarías de Estado como Obras Públicas, Economía o Hacienda). A ellos se suman las imágenes satelitales de alta resolución del sistema Planet, contratadas por CONAF.

Finalmente, Jiménez puntualizó que “esperamos, durante este año, poder desarrollar el trabajo y durante el primer semestre estar realizando las pruebas, de lo que es la parte del monitoreo. Posteriormente, en el segundo semestre obtendremos los resultados de fiscalización que se efectúen de esta manera, para que en 2024 incluyamos a más regiones para que trabajen en la misma modalidad”.

Sobre la metodología propuesta, Pamela Rivera, jefa del Departamento de Evaluación y Fiscalización de Ecosistemas (DEF) de Maule adelantó que será posible “enfrentar con una mirada más amplia todas las intervenciones que se hacen en los ecosistemas”.

Finalmente, quienes participaron en el taller valoraron la realización de la segunda jornada en Maule, específicamente en la Reserva Nacional Federico Albert, centrándose en aspectos como la integración de los DEF de cada región para implementar la metodología, según lo destacó Eduardo Mera, jefe DEF de Ñuble, y el profesionalismo de ambos equipos, según su par de Maule, la que también resaltó la visualización de las labores de fiscalización de las respectivas oficinas provinciales de CONAF.