Mi especie:

Soy un coipo y mi nombre científico es “Myocastor coypus”. Pertenezco a la familia de roedores Capromyidae y a veces me clasifican en una familia especial llamada Myocastoridae.

¿Cómo soy?

  • Tengo ojos y oídos pequeños.
  • Soy nativo del sur de Sudamérica y en Chile habito desde Coquimbo hasta Tierra del Fuego.
  • Frecuento los ríos, pantanos y lagos hasta el contrafuerte cordillerano.

Mi Comportamiento:

  • Estoy perfectamente adaptado al agua.
  • Soy vegetariano y con mis grandes incisivos me alimento preferentemente de algas del fondo del agua.
  • Cuando me siento seguro, como pastos tiernos y tallos que encuentro cerca de la orilla.

Una historia sobre Forestín.

Había una vez, en un bosque de este hermoso país, exactamente en el mes de enero de 1977, cuando debido al calor y la falta de lluvia, propias del verano, los pastizales se encontraban muy secos, un grupo de jóvenes, cerca de los pastizales y el bosque, hicieron una fogata para calentar comida.

Cuando anocheció, se durmieron en sus carpas pero no tuvieron la precaución de apagarla bien. Quedaron algunas brazas y al estar cerca del pastizal seco, generaron un devastador incendio forestal, ante lo cual los jóvenes asustados, tuvieron que salir corriendo del lugar.

Personal de CONAF a la distancia advirtió el humo que generaba el incendio y se desplazó rápidamente a combatirlo.

Tuvieron que trabajar muchas horas para controlar el fuego originado por el descuido de los jóvenes.

Una vez extinguido el incendio, lo que se logró después de una semana de arduo trabajo, los brigadistas muy cansados se dirigieron de regreso a cu campamento, pero se detuvieron en la ribera de un estero, pues encontraron una cría de coipo que yacía a punto de morir, ahogado por el humo.

El jefe de incendios, que estaba a cargo de comandar las brigadas que acudieron a apagar el incendio forestal, se acercó a él creyéndolo muerto, pero luego al tomarlo en sus brazos, se dio cuenta de que aún vivía. Lo envolvió en su chaqueta y lo llevó a un Parque Nacional, donde los guardaparques lo cuidaron y lo alimentaron.

Transcurrido el tiempo el coipo creció muy feliz. Sus amigos pusieron su foto en afiches, calcomanías, spot de televisión, pero como todavía no le encontraban un nombre que le gustara a todos sus padres adoptivos, en el verano de 1983, se realizó un concurso de televisión con la participación de los niños del país, para darle un nombre a este simbolo de CONAF.

Desde ese momento, pasó a llamarse FORESTÍN, que es el nombre con que ustedes hoy conocen y que a manera de agradecimiento a lo que CONAF hizo por él, ayuda a enseñar como cuidar la naturaleza, los bosques, los parques nacionales y reservas forestales y lo más importante evitar los incendio forestales. (CONAF, 1985).

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