En total tres lugares del país quedaron entre los 100 sitios considerados “Patrimonio Geológico Mundial” por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas y la UNESCO. Y dos de ellos están dentro de las áreas protegidas del Estado que administra y gestiona la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
Ellos son las Torres del Paine, en el Parque Nacional Torres del Paine, Región de Magallanes, y el humedal del salar de Llamara, en la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal, Región de Tarapacá. El tercer sitio son los Geysers de El Tatio, el grupo más grande de géiseres del hemisferio sur y el tercero más grande del mundo, tras Yellowstone, en Estados Unidos, y Reserva Natural Kronotski, en Rusia.
Para el director ejecutivo de CONAF, Christian Little, este reconocimiento que incluye dos lugares insertos en el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), que administra CONAF, refleja “la importante labor que la institución realiza en estas unidades, pero también releva y así lo destacaron los 33 expertos que revisaron las postulaciones, la labor científica que se promueve al interior de ellas”.
En el caso de Torres del Paine, lo central fue reconocer el patrimonio natural y geológico que existe al interior de este parque nacional y también las importantes investigaciones que se vienen realizando donde, por ejemplo, se descubrió el fósil del primer mamífero mesozoico de Chile y el registro más austral de un ejemplar.
Por ello, la directora de CONAF Región de Magallanes, Alejandra Silva, destacó que “va a suscitar más interés en el mundo científico, aumentando lo realizado con centros de investigación nacionales e internacionales, y universidades regionales como la Universidad de Magallanes, donde facilitamos la logística para que puedan desarrollar sus estudios”.
En el caso del salar de Llamara, es el único salar de Tarapacá en el que actualmente quedan cuerpos de aguas superficiales, aparte de los que se encuentran en el sector altoandino. En sus puquios, o lagunas, se encuentra una alta cantidad de estromatolitos, estructuras que son consideradas la evidencia de vida más antigua que se conoce en la Tierra y que forman parte del registro fósil más importante de la existencia microbiológica. Actualmente, existen escasos lugares del planeta que tienen la presencia de estos microorganismos.
De esta forma, debido a su relevancia científica internacional y a su aporte al desarrollo de las ciencias geológicas, los organismos internacionales otorgaron el título de patrimonio geológico a esta área silvestre protegida administrada por CONAF.
Natalia Ortega, directora regional de CONAF Tarapacá, indicó que “el salar de Llamara es un importante sitio que nos ayuda a comprender y contar la historia evolutiva del planeta, además de entregarnos conocimiento científico sobre las formaciones microbianas que dieron origen a la vida en nuestro planeta. Con esta distinción internacional podemos reforzar la sensibilización para cuidar nuestro entorno y fomentar la investigación”.
De las 181 postulaciones recibidas provenientes de 56 países para ser consideradas en este ranking, los 33 expertos internacionales, reconocieron tres de las cuatros propuestas enviadas desde Chile. A nivel internacional también recayó esta distinción en el Gran Cañón de Estados Unidos, el glaciar Perito Moreno en Argentina y el bosque petrificado de la isla Lesbos en Grecia.